5.7 INTRODUCCIÓN AL LIBRO DEL ECLESIASTICO

Conocer el libro del Eclesiástico ayuda a profundizar en la sabiduría de Israel, que se presenta ahora a modo de síntesis y en clara confrontación con la cultura griega.

Es un libro del que se conocen muchos detalles concretos: autor, lugar de composición, fecha y estructura. Un maestro de Israel de inicios del s. II a. C. compendia todas sus enseñanzas en una obra de valor siempre actual.  Este libro no es reconocido como parte de la Biblia ni por los judíos ni por los protestantes.

Siguiendo la fe de la Iglesia se estudia aquí como preparación cercana a la llegada de Cristo. 

El libro del Eclesiástico (también llamado «Sirácida») viene normalmente situado el último de los libros sapienciales (aunque a veces se le pone el penúltimo, antes de Sabiduría, por haber sido éste compuesto más tarde).

La Biblia hebrea y las protestantes no lo incluyen. Los judíos de finales del s. I d. C. decidieron que este libro no pertenecía a los libros sagrados, quizá porque no era de tendencia farisea. De hecho, el autor elogia a la estirpe sacerdotal de los saduceos (cf. Si45,28-30y50,26). Sin embargo, los Padres apostólicos y los Apócrifos del Antiguo Testamento lo citan como Escritura (cf. Didaché4,6; Epístola aBernabé19,9; 1Henoc30,15y42,2-3.11).  El hecho de que los judíos no lo admitieron como libro sagrado hizo que surgieran dudas sobre su canonicidad en algunos escritores cristianos como Rufino, Orígenes, Eusebio y san Jerónimo, aunque lo citan con frecuencia. San Agustín lo tuvo por inspirado.

Esta obra se ha trasmitido con diversos nombres en las tradiciones judía, griega y latina.  En los escritos rabínicos se la conoce como «Instrucción de Ben Sirac», o bien, «Libro de la Instrucción».  En la mayoría de los manuscritos griegos cristianos recibe el título de «Sabiduría de Jesús, hijo de Sirac» (o, de forma breve, «Sabiduría de Sirac»). Algunos manuscritos latinos coinciden con los griegos en llamarle «Sabiduría de Jesús, hijo de Sirac». A partir del siglo III se hace frecuente también llamarle «Eclesiástico», quizá por el uso que se hacía de él en la Iglesia para la instrucción de catecúmenos o neófitos. Esta última denominación ha sido la prevalente en el área latina hasta la actualidad, en que parece ganar terreno la de «Jesús ben Sirac» o también «Sirácida».

El libro, por su estilo, es parecido al de Proverbios. Está escrito en forma poética y en él se encuentran sobre todo proverbios y advertencias sobre el comportamiento humano (cf. Si1,1-42,15). También incluye unos himnos elogiando a la sabiduría (cf. Si24) y, a partir del cap.42 hay tres bloques claramente diferenciados: una exposición de la gloria de Dios en la creación (cf. Si42,15-43,33); otra sobre la manifestación de la gloria de Dios en la historia (cf. Si44,1-50,29); y, finalmente, un himno de acción de gracias (cf. Si51,1-12), seguido de un poema sobre la búsqueda de la sabiduría (cf. Si51,13-30). Existen diversas propuestas de estructura del libro.

A pesar de esta diversidad se percibe con claridad que el libro posee un plan didáctico y literario relativamente ordenado. Se puede decir que la idea central del libro es «Quien se aferra a la Ley alcanzará la sabiduría» (Si15,1). Por ello, el libro se ha escrito para los que «desean instruirse y conformar sus costumbres para vivir con arreglo a la Ley» (Prólogo 34-35). De ahí que la propia estructura del libro refleje el esquema de la Ley, ya que comprende cinco partes a semejanza de los cinco libros del Pentateuco. Cada una de esas cinco partes comienza con una introducción doctrinal de carácter sapiencial-teológico.

La principal originalidad de este libro: haber sido compuesto para que los amantes del saber, además de adquirir la sabiduría, pudiesen progresar en una conducta conforme a la Ley.  

El autor quiere orientar a quienes buscan respuesta a las nobles exigencias de la razón y desean saber en qué medida esto es compatible con la aceptación de las no-más de comportamiento que el Señor ha manifestado a su pueblo. Su mensaje es que la Ley de Dios y la racionalidad humana no son instancias contra puestas sino complementarias. En este prólogo se citan en tres ocasiones los tres grupos de libros que configuran la Biblia hebrea: la Ley, los Profetas y los otros escritos. Esto no quiere decir que ya estuviese formado y cerrado el canon de los libros sagrados en el judaísmo. Quizás sí lo estuviese el bloque de la Ley en cinco libros (el Pentateuco); pero no debía estar claro aún qué libros formaban el grupo de los Profetas, pues en la carta de Judas se consideran entre ellos a los libros de Enoc (cf. Judas9). Por otra parte, el término «los otros escritos» designa un grupo todavía no definido. En el prólogo puede verse por tanto la tendencia a clasificar y reagrupar los libros sagrados; no un canon ya formado y definitivamente cerrado.

A continuación en el siguiente vinculo, o link vamos a presentar un audio con los apartes mas importante del libro de  Eclesiástico.


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Gonzalo Aranda Pérez, Diego Pérez Gondar. (2017). Libros Poéticos y Sapienciales. Recuperado de https://onedrive.live.com/?authkey=%21AGAgrme8SnKfMo8&cid=768C779B6EDAE93B&id=768C779B6EDAE93B%2134200&parId=768C779B6EDAE93B%2114170&o=OneUp

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